domingo, 8 de marzo de 2015

“El universo de las drogas creadoras de conciencia”

Hacia 1971 aparecía en la revista Inmersión un artículo de Ramón Melcón titulado “El universo de las drogas creadoras de conciencia”, que seguía de cerca los mismos planteamientos sugeridos en 1967 por Antonio Escohotado. La psicodelia era una realidad y así lo confirmaba, por ejemplo, la producción literaria de muchos autores españoles. Desde un Ángel Palomino, fiel exponente del Régimen, para el cual “la imaginación… no necesita estímulos alucinatorios para llenarse los ojos de imágenes hermosas, los oídos de música y el alma de alegría”, hasta Javier García Sánchez, quien, a pesar de no haberlo probado, se autodefinirá como “un hijo del ácido lisérgico, del LSD”, pasando por Mariano Antolín Rato, para el que “hoy en día no hay modo de saber lo que se toma”, los escritores españoles irán incorporando en sus obras referencias muy concretas al fármaco: Juan Marsé, Xavier Noguerol, Rosa Montero, Jesús Ferrero, Javier Memba, etcétera.

 Sin embargo, la psicodelia nunca llegaría a arraigar profundamente en el Estado español, excepto en contados círculos minoritarios. Lo cierto es que con el restablecimiento de la democracia y el nuevo clima de libertad se produjo una desmitificación de la psicodelia. Hasta tal punto que en 1979 el psiquiatra González Duro daba la psicodelia en España prácticamente por desaparecida.

 En este sentido, no es de extrañar que en 1986, precisamente el año que más cantidad de LSD se ha decomisado en el Estado español, Jesús Ferrero se quejara amargamente, recordando los años del fervor psicodélico: “Porque ahora, cuando te tomas un ácido no alucinas. Y puede ser por dos cosas. Porque los ácidos son peores, o porque nosotros hemos cambiado… Es decir, que la vida real estaba llena de un ambiente de alucinación y cualquier mínimo elemento te disparaba. Que era una época alucinógena en sí misma”.

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